"No sé viaja por viajar, sino por haber viajado". Con esta cita del escritor francés Jean-Baptiste Alphonse Karr inicia la arquitecta e investigadora María Villanueva Fernández su comunicación presentada en el VII Congreso Internacional sobre Historia de la Arquitectura Moderna Española, celebrado esta semana en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra y que, en esta edición, se centraba en analizar los viajes los arquitectos, bien desde España hacia el extranjero o bien desde otros países hacia el nuestro.
Junto a José Ramón Alonso Pereira he participado en el congreso con una comunicación titulada "Entre Roma y Massachussetts: Experiencias paralelas de sendos arquitectos de Galicia y de Asturias durante los años cincuenta", que relata los viajes iniciáticos de los arquitectos Andrés Fernández-Albalat Lois y Mariano Marín Rodríguez-Rivas quienes, prácticamente en las mismas fechas y una vez finalizados sus estudios de arquitectura, deciden continuar su formación, uno en la Academia de España en Roma y otro en el Masachussetts Institute of Technology de Boston. Esta dualidad selectiva marcará sin duda la densa, rica y dilatada trayectoria profesional de ambos.
Durante esta semana tuve la oportunidad de reflexionar junto a otros investigadores -continuando la magnífica relación iniciada en el congreso de Ourense- sobre el significado y la trascendencia que han tenido los viajes para muchos arquitectos. Mientras el profesor Mark Wigley explicaba que "Todo viaje es una búsqueda" he recordado que el viaje es también un tema reiterativo a lo largo de este blog: Apuntes de viaje, Lacis, Navegantes o, sobre todo La lección íntima de Roma, son ejemplos de ello.
En una entrevista reciente, Andrés Albalat me comentaba que "los que profesamos el antiguo y hermoso oficio de arquitectos tenemos la suerte de de disfrutar y aprovechar cuanto de bueno oigamos o veamos; que, incluso podamos aplicar, de modo consciente o subconsciente a nuestras mejores y peores arquitecturas". Las investigaciones expuestas en el congreso lo han demostrado, e incluso se han podido traducir esos pequeños viajes en el gran viaje en que se convierte la propia vida pues, como señala García Márquez en un artículo sobre Hemingway "Todo lo que describió, todo instante que fue suyo, le sigue perteneciendo para siempre."