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La maqueta como arquitectura |
En mi fin está mi principio
Archive for 08.2016
En mi fin está mi principio
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Olafur Eliasson: Addis compass (2016)
Para poder ser quien aún no eres
debes seguir el sendero en que no estás.
Y sólo sabes lo que ignoras
y lo que no tienes es lo que tienes
y estás donde no estás.
El 17 de agosto del año 2006 publiqué la primera entrada de este blog. Un mes antes había terminado la carrera y encontré este lugar para escribir sobre aquellos temas que me interesaran, creando un cuaderno personal y público a la vez donde comunicar noticias, apuntes e inquietudes. De algún modo, quería seguir descubriendo y aprendiendo.
Con el tiempo fue transformándose, ampliándose, mudando de aspecto... cambiando como la propia vida. Paralelamente fueron surgiendo otros espacios y ocasiones dónde escribir. Ahora, diez años después de su creación y con 180 entradas publicadas, me pareció apropiado darle término, con el deseo de que todo lo anotado quedara como testimonio de este proyecto compartido.
En varios textos anteriores traté el tema de los comienzos, un asunto recurrente en el oficio de arquitecto que siempre he considerado muy atractivo. Y, aunque pueden suceder muchos comienzos que no tengan un final, no existe un final sin un comienzo: ambos están irremediablemente ligados. Hace poco, en la defensa de una tesis que recuerdo con especial cariño, el ahora doctor recordó unos versos de T. S. Eliot que me ofrecieron una buena manera de terminar este recorrido, iniciado hace una década con otras palabras prestadas.
Lo que llamamos el principio es a menudo el fin
Y llegar al final es llegar al comienzo.
El fin es el lugar del que partimos.
T. S. Eliot, «Little Gidding», en Cuatro Cuartetos (1942)
La maqueta como arquitectura
Las viviendas de Sota en Alcudia para la exposición Compañeros de Oficio (2012)
En los primeros cursos de Arquitectura, nuestros mejores profesores de dibujo, al tiempo que nos enseñaron a construir con líneas sobre el papel, nos enseñaron a expresarnos a través de las maquetas. En ambos casos resaltaban su valor tangible, su concreción temporal y su utilidad como lugar de ensayo. Lo mismo que el boceto, la maqueta se revelaba como un excelente instrumento de análisis, representación y proyectación de la arquitectura.
Acompañé la presentación de mi proyecto fin de carrera con dos maquetas: una recogía el entorno inmediato al edificio, y había sido una pieza de trabajo presente desde los primeros croquis, recibiendo la evolución del proyecto. La segunda, que explicaba el interior y los espacios exteriores más próximos, fue elaborada por dos compañeros que ya entonces tenían una amplia experiencia en la construcción de arquitecturas a escala. Poco después decidimos montar un estudio juntos.
Recuerdo con mucho agrado aquellos años. Fue un tiempo de aprendizaje intenso, contínuo y, sobre todo, compartido. Muchos concursos, algunos encargos, y aquellas maquetas que seguían a nuestro lado. Había largas charlas y discusiones sobre cada material, cada junta, cada posibilidad. Aquellos profesores que nos habían enseñado buscaban ahora maquetistas especializados, y así fueron apareciendo trabajos mayores: exposiciones, restauración de maquetas, conferencias... El aprendizaje se había convertido en un oficio. Y ellos en unos maestros.
Hace poco trabajaron en la exposición de otro maestro. Me hablaron de todo lo que habían aprendido a su lado. Pensé que el cuidado por el detalle, el mimo y la precisión con la que empezaron a colaborar años atrás seguía presente, y que no dependía de la escala de la arquitectura. Después de varios años seguían trabajando con la misma ilusión, y seguían con las mismas ganas de aprender.
Durante estos últimos meses estuve recopilando imágenes para la exposición Cámara y modelo. Fotografía de maquetas de arquitectura en España, organizada como parte del proyecto de investigación FAME. En la introducción del catálogo, el comisario Iñaki Bergera escribió: «La maqueta, grande o pequeña, es la celebración anticipada, escultórica, física y material, de la idea de proyecto. Las arquitecturas de bolsillo, a escala, juegan a ser reales, a transformar lo irreal en realidad». Probablemente esta nueva etapa entre maquetas haya traido los recuerdos de aquella anterior, tan viva en esas pequeñas grandes arquitecturas.