José Antonio

Unidad Vecinal en el Barrio de las Flores, A Coruña


Ha muerto José Antonio Corrales. Nos deja un maestro de la arquitectura española del siglo pasado. Hace apenas un mes me reunía con él en su estudio de la calle Bretón de los Herreros de Madrid, un pequeño estudio del que salieron grandes proyectos como el pabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas de 1958, la Residencia Infantil en Miraflores de la Sierra o la casa Huarte en Madrid.

Titulado por la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid en 1948, ese mismo año recibiría el Premio Nacional de Arquitectura, galardón que volvería a recibir en el 2001 por el conjunto de toda su obra. Su relación con Galicia, como él reconocía, estuvo marcada por su intensa colaboración con el arquitecto coruñés Ramón Vázquez Molezún, junto a quien realizaría los proyectos más importantes y reconocidos, varios de ellos en tierras gallegas, como la Unidad Vecinal en el Barrio de las Flores de Coruña.

Nos queda ahora su legado construido, con algunas de sus obras en un lamentable estado de conservación a pesar de estar consideradas en la actualidad como pilares fundamentales dentro de la historia de la arquitectura moderna española. Una arquitectura que hoy se reconoce con nostalgia: "una arquitectura confiada, optimista", en palabras de Rafael Moneo, "Confesarnos tal nostalgia es también reconocer su grandeza."

José Antonio seguía trabajando, incansable, aguardando que algún cliente llamara al estudio para encargar un nuevo proyecto. Sin embargo, en los últimos años tan sólo acudían investigadores para estudiar su obra, a los que el maestro atendía con la paciencia y amabilidad que le caracterizaba, ofreciendo el acceso a su archivo profesional, cuidadosamente organizado por él mismo.

Nos acordaremos ahora de José Antonio como le describía Alejandro de la Sota: "sentado en el tablero y resolviendo brillantemente de un extremo a otro del papel todo el proyecto. Me parecía inverosímil su velocidad y perfección. Desde entonces no ha parado. Cuando decae mi ánimo pienso en José Antonio, alegre trabajador sobre su tablero."


Actualizado 02.08.2010: El periódico La Voz de Galicia publicó ayer la entrevista que realicé a José Antonio Corrales a principios de julio. Enlaces a la entrevista en la web de La Voz: Parte 1. Parte 2.



Un siglo aprendiendo de la casa Robie

Imagen: Frank Scherschel (Life)


"Los habitantes de Chicago, a quienes no les gustaba la casa Robie, que se sentían ofendidos por la novedad de su aspecto y sus largas y extendidas líneas horizontales, trataron de ridiculizarla comparándola con un barco de vapor, lo mismo que iban a decir más adelante los críticos de Le Corbusier sobre sus edificios. Sin saberlo, estaban dando a entender que la casa estaba construida en el espíritu de la época de la que procedía."
Sigfried Giedion: Espacio, tiempo y arquitectura.



Desde que construye su residencia-estudio en el barrio de Oak Park (Illinois) y durante veinte años, de 1889 a 1909, Frank Lloyd Wright desarrolló una arquitectura que transformaría totalmente la manera de entender la vivienda unifamiliar suburbana. Él denominó a las propuestas domésticas de ese período las “casas de la pradera” y, entre ellas, la casa para Frederick C. Robie, terminada en 1910, sería su exponente más representativo, el diálogo perfecto entre la arquitectura y la pradera.

El paradigma de las prairie houses se puede entender en términos de diálogo: Diálogo que se establece entre las diferentes estancias, al romper su tradicional hermetismo; contrapunto entre interior y exterior; entre oriente y occidente; entre las predominantes líneas horizontales –la pradera– y la rotunda chimenea vertical –el hogar– que ancla la casa y sus habitantes al lugar… pero, sobre todo, entre la casa como máquina y la casa como refugio, la eterna dialéctica de la vivienda moderna.

Una casa que proteja y libere al mismo tiempo es la concepción doméstica de Wright. Christian Norberg-Schulz explica que el gran valor de la obra consiste en haber dado una interpretación “moderna” a los significados fundamentales del espacio existencial. De ese modo Wright redescubre conceptos arquetípicos y pone en relación el Viejo y el Nuevo Mundo, sentando las bases para la arquitectura posterior.
 
El Departamento de Composición de la Universidad de A Coruña ha querido sumarse a la celebración del centenario de la construcción de la vivienda invitando a profesores e investigadores a dar una visión personal sobre ella, centrada en aspectos de su arquitectura que considerasen relevantes. Estos doce testimonios, ahora presentados en forma de exposición, se convierten en doce lecciones que demuestran cómo, un siglo después de su construcción, todavía podemos aprender de la casa Robie. 

[Texto introductorio para el catálogo de la exposición Centenario de la casa Robie de Frank Lloyd Wright 1910-2010, realizado con Alicia Abal Rodríguez. La muestra se inaugura el 15 de julio en la delegación de Coruña del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia.]



Madrid revisitado


En el año en que se publicaba El Viajero Subterráneo, el Metro de Madrid estrenaba señalización por colores.

Acabo de regresar de una de mis ciudades favoritas: Aunque sea a pesar del caluroso clima estival y de la huelga de Metro que tuvo lugar estos días, Madrid me sigue fascinando tanto como la primera vez que la recorrí siendo niño. La ciudad y sus circunstancias: Los grandes carteles conmemorando el centenario de su arteria más popular junto a las entradas de acceso al subterráneo bloqueadas.

Durante el viaje tuve de acompañante un libro del antropólogo Marc Augé titulado El metro revisitado. En el año 1982, Augé publicó El viajero subterráneo. Un etnólogo en el metro. Ahora, casi treinta años después, observa de nuevo el mismo medio de transporte, en su caso de la ciudad de París, que sigue usando todos los días para los desplazamientos más habituales.

En el texto aclara que no se trata de un retorno propiamente dicho, "sino más bien de una parada, de una pausa, de una mirada retrospectiva para intentar hacer un balance, como hacemos todos de vez en cuando, para asombrarnos, en términos por fuerza demasiado convencionales, de la velocidad con que ha pasado el tiempo, o para interrogarnos sobre lo que ha podido ocurrir".

"Porque lo asombroso, -continua Augé- con el cambio, no es que haya tenido lugar, sino que nosotros no nos hayamos dado cuenta: éste se ha impuesto tan naturalmente que hoy tenemos una necesidad de las huellas del pasado, evidencias del ayer convertidas en más o menos obsoletas, para admitir su realidad y tomarles su medida."

La ausencia forzada de los trayectos de Metro en mi último viaje, acompañado de las reflexiones de Augé me ha llevado a pensar en todo aquello que se suma al simple tránsito y que es, en definitiva, la esencia de la ciudad: sus sonidos, sus cartografías superpuestas, su capacidad para convertirse en múltiples escenarios... todo eso son los detalles, las circunstancias, que hacen recordar una ciudad.