Andrei Tarkovski, en su libro Esculpir en el tiempo, compara la búsqueda artística con un deambular por el bosque rastreando setas que uno ya ha encontrado y lleva en su cesto: ¿Es el contenido del cesto el símbolo de la obra de arte o lo es el propio paseo, la tentativa de completar y perfeccionar ese hallazgo?
Tarkovski recuerda como Paul Valéry, en su Introducción al método de Leonardo da Vinci, había reflexionado sobre el mismo asunto. Valéry recorre un bosque irregularmente sembrado de disposiciones regulares: "Los cristales lo son; las flores, las hojas; muchos ornamentos de estrías, de manchas sobre la piel, las alas, los caparazones de los animales; las huellas del viento en la arena y el agua, etc.". En una nota al margen, apunta: "Si todo fuera irregular o todo regular, no habría pensamiento, pues éste es sólo un intento de pasar del desorden al orden, y le hacen falta ocasiones para aquél... y modelos para éste."
Para Valéry la práctica misma del pensamiento consiste en "errar ente motivos de los cuales sabemos que, ante todo, los conocemos más o menos bien". Tarkovski también asociaba ese síntoma a grandes nombres como Tolstoi, cuando afirmaba que "sencillamente estaba buscando".