Había comenzado a escuchar Blackstar hace unos días, poco antes de que llegara la noticia del fallecimiento de su autor. Desde entonces he estado recordando otros discos, otras canciones anteriores, y los momentos que los acompañaron. Esos momentos en que una melodía servía para generar una atmósfera, a veces tan lejana.
La música de Bowie tiene esa cualidad: un acorde, una frase, nos trasladan a lugares distantes. Lugares grabados también en nuestra vida, al descubrirlos y explorarlos cada cierto tiempo. Cuando hacía las primeras prácticas en un estudio, oíamos marchar al Mayor Tom casi todos los días, por un momento las líneas de la pantalla se desvanecían en el cielo y entonábamos su comunicación con la base de manera inconsciente. Varios años atrás, las horas sobre la mesa de dibujo se entremezclaban con las Hours... de Bowie y los CDs sonaban en bucle durante toda la noche: Heathen, Hours..., Earthling, Outside... a veces hasta Black Tie White Noise.
Cada uno de principio a fin, con sus altos y bajos, con sus historias. En algún caso, como en el «drama gótico no-lineal» de Outside, aparecía una narración completa, una banda sonora para una película imaginaria, lo que reforzaba su poder como constructor de ambientes, de espacios; «Stomping along on this big Philip Johnson»; «Looking across at Richard Rogers»... qué próximos estaban esos ojos de arquitecto. Así también quedarían grabados el trágico final de Seven y aquellas lecciones sucias del corazón —tomadas también de Outside—, Christiane y los chicos de la estación del Zoo de Berlín convertidos en héroes por un día o el perturbador recorrido por aquella carretera perdida interminable. Lynch ya había convertido a Bowie en el misterioso agente Phillip Jeffries para su primer regreso a Twin Peaks. «Funny how secrets travel...» puede ser una frase compartida por ambos David.
Recojo estas notas —y las todavía pendientes—, y pienso que de pocos creadores podría recordar tantas cosas. Dicen que esta Estrella Negra es un testamento musical y vital. También dicen que al escucharlo ahora, después de su muerte, cambia completamente. Es algo propio de las estrellas, algunas noches brillan de forma diferente.
Imagen: Fragmento del vídeo de Blackstar