Signatura III


Le Corbusier proyectó la Torre de las Sombras en Chandigarh como un lugar vacío para el retiro y la meditación, realizando un estudio pormenorizado sobre la incidencia del sol sobre cada fachada a diversas épocas del año. La solidez de la materia se substituye por la luz domesticada, dirigida, multiplicada. Cuando intentamos asomarnos al conocimiento desde nuestras torres tecnológicas, capaces de erguirse en un precipio infinito e inestable, una inmensidad de focos deslumbra a nuestros ojos, impidiendo una visión nítida. La torre se torna en caverna al preguntarnos si lo que vemos son realmente sombras.

Un estudio reciente comparó la precisión de la enciclopedia virtual, libre y global Wikipedia a la Enciclopedia Britannica, generando una batalla académica que aún no ha terminado. Y perdurará mientras continue la ceguera. Queda confiar en que nuestros ojos se acostumbren a la penumbra, para poder observar los huecos vacíos y con suerte, el otro lado del muro.

Dos observaciones de arquitectura (y II)



Segunda observación: Manuel Sendón (A Coruña, 1951) Profesor de fotografía, licenciado en Matemáticas y doctor en Bellas Artes. Sus Casas Doentes se exhibieron en la sede de la Fundación Pedro Barríe de la Maza en Vigo. Su mirada recorre ahora las casas abandonadas del mundo rural gallego. El retrato, cuasi forense, expresa las dolencias de esas arquitecturas y junto a ese dolor su fortaleza y su dignidad, frente a las patologías que las consumen pero también frente a la decadencia, la indiferencia y la ingratitud de una sociedad que es incapaz de evitar su muerte.

Dos observaciones de arquitectura (I)


Dos observaciones de arquitectura detrás de un objetivo. Primera: Joaquín Bérchez (Córdoba, 1950) Fotógrafo y catedrático de Historia del Arte. Sus Propuestas Arquitectónicas se exhibieron recientemente en el Centro Internacional de Estudio de la Arquitectura Andrea Palladio en Vicenza y se pueden revisar en internet. Su educada mirada señala detalles ocultos, no escondidos, si no desapercibidos en la evidencia de la observación fugaz o cotidiana. El fragmento de materia queda fijado en la película, humanizado en su marco, revelado en la retina. Los viejos monumentos se vuelven sensuales en su pátina, evocadores en su ruína. Enfrentándose a la Gorgona, la mirada de Joaquín Bérchez transforma la piedra en vida.

Signatura II


La sencillez y claridad de un figura simple se desvanecen al yuxtaponerla infinitas veces en las distintas dimensiones del espacio. La forma se vuelve espacio, la estancia en laberinto. Es el laberinto que protagonizó varios relatos de Borges y la novela El Nombre de la Rosa. Una estructura espacial fácilmente asimilable, pero que guarda en su aparente docilidad su terrible engaño: Una vez dentro es infranqueable, pues la llave es la propia estructura. Babel sin cielo o Creta sin Minotauro. Al fin, cuando dotamos de solidez a estas composiciones, hablamos de organicidad pues se torna difícil su comprensión desde la rígida razón de la materia.