Hace años, cuando comenzaba la carrera, me regalaron un libro titulado "La ciudad del arquitecto". Era parte de aquellos regalos de primer año que solían hacer personas que preguntaban en librerías generalistas sobre algún libro de "arquitectura" para regalar a un estudiante, y que normalmente se reducían a una edición que reunía sucintamente las obras completas de Gaudí, Calatrava o, en el mejor de los casos, Siza. A diferencia de esos otros libros, he vuelto a revisar "La ciudad de el arquitecto" varias veces y, especialmente, el extenso prólogo escrito por Eduardo Punset titulado "Mis ciudades". Punset nos habla de las ciudades que han marcado su vida; su pueblo de infancia Vilella Baixa, Madrid, Londres, Washington, Puerto Príncipe y Barcelona. Nos habla también de cómo son hoy nuestras ciudades, "las grandes megalópolis modernas, no menos amuralladas y fortificadas que una vieja ciudad medieval". La frase con la que inicia el prólogo es una frase que recuerdo siempre que visito una nueva ciudad o regreso a alguna ya conocida: "Todas ellas son inaccesibles a pie."
De mis ciudades
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