Hace un tiempo, en otro lugar, se decía que hacer aflorar las huellas de uno de los creadores más notables del siglo pasado, no era una tarea fácil. Y que Jesús de la Sota, dibujante, pintor, fotógrafo, diseñador de objetos y de ambientes, parece que siempre quiso pasar desapercibido, no llamar la atención, en definitiva, difuminarse entre sus contemporáneos.
Hoy, cincuenta años después de la única muestra individual que realizó en vida, se inaugura la exposición Silencios y ritmos. Pinturas de Jesús de la Sota (1955-1961) en la galería José de la Mano, un merecido homenaje al trabajo constante e incansable de un autor que siempre se mantuvo en un discreto segundo plano. Desde allí no se obligó a encontrar soluciones espectaculares ni extraordinarias y, sin embargo, su obra demuestra una continua audacia y una modernidad todavía vigente.
En el catálogo de la muestra, Alina Navas afirma que Jesús fue siempre un pensador de espacios, un architetto mancato. Tanto en su colaboración con diversos arquitectos como en su propia obra fue capaz de demostrar que para hacer auténtica arquitectura moderna no era necesario poseer un título. Se puede construir con silencios.
Imagen: Pájaros de Jesús de la Sota (1957)
Me parece muy oportuno reivindicar a Suso De la Sota, porque, entre otras cosas, era un excelente diseñador de mobiliario: ahí quedan, entre otros, esos muebles del gobierno civil de Tarragona de su hermano, especialmente bellos los sofás; bellos, funcionales y robustos: doy fe de ello, porque son los tenían en casa mis padres cuando yo era niño (y aún siguen ahí: sólo ha habido que cambiarles el cuero). 1abrazo Antonio.
Andrés, qué suerte haber conocido -y vivido- de primera mano el trabajo de Jesús. Cuando lo descubrí me quedé fascinado, tanto por su capacidad para completar las obras de Alejandro cómo por su valor en sí mismo. Su hermano así lo reconocía en alguna ocasión. Gracias por tu visita y testimonio, sigo con la tesis, contando estas y otras historias. Un abrazo.