A Hugo y Alberto, compañeros de oficio a todas las escalas.
La inauguración en la Fundación Barrié de A Coruña de la muestra Compañeros de Oficio, comisariada por Pedro de Llano, permite hacer un recorrido por algunas de las obras maestras de la arquitectura del siglo pasado. Un viaje que se articula a través de textos, fotografías, planos y un conjunto de maquetas que posibilitan superar la percepción bidimensional y comprender mejor la espacialidad de los casos escogidos.
Se trata de maquetas con un claro componente analítico, que se alejan de la visión y los acabados realistas para aportar un conocimiento mayor de las intenciones y cualidades del proyecto. Constituyen el ejemplo perfecto de la maqueta como herramienta de indagación, búsqueda y análisis, y manifiestan su capacidad, no sólo de representación, si no de construcción virtual del proyecto, papel que han tenido históricamente y que se ha ido perdiendo en los últimos años debido a la popularización de los modelos virtuales generados por ordenador.
El diseñador finlandés Tapio Wirkkala subrayaba la importancia de esta herramienta dentro de su proceso creativo: «La producción de la maqueta es un aspecto esencial en mi trabajo y la hago a partir de un material macizo. No hago solo una, sino varias maquetas que puedo comparar para, más tarde, seleccionar una y continuar trabajando en ella. De esta manera la idea se vuelve más clara y los errores más visibles».
Quien visite la exposición se dará cuenta del valor de la maqueta como experiencia extensible a los sentidos más allá de la vista. Incluso en la era de las imágenes múltiples y onmipresentes, las maquetas son una ayuda incomparable en el proceso proyectual del arquitecto o del diseñador, como recuerda Juhani Pallasma en su ensayo La mano que piensa: «La maqueta tridimensional habla a la mano y al cuerpo de un modo tan potente como al ojo, y su propio proceso de construcción simula el proceso de construcción real».
Auténtica arquitectura a escala, la maqueta física no sólo debe enfrentarse al evidente problema del material y de la estructura, si no que debe atender a temas tan reales como costes, mantenimiento o vida útil, demostrando la vigencia de la triple componente vitruviana: solidez, utilidad y belleza, aún en dimensiones reducidas.
Por eso fue utilizada como herramienta fundamental de proyecto desde la antigüedad y, por eso, arquitectos contemporáneos como Álvaro Siza, Kazuyo Sejima o Peter Zumthor —todos presentes en la exposición— demuestran todavía su validez como ensayo e indagación. Una búsqueda también presente en las maquetas que analizan su trabajo y lo muestran de un modo sensible y atento, constituyendo, en sí mismas, un interesante proyecto y un riguroso oficio.
Imagen: Mies van der Rohe estudia la maqueta de las fuentes del Seagram (Fotografía de Frank Scherschel)
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