
"Aunque con señales cada vez más clarividentes, con una atención cada día más vigilante, con un sentir progresivamente más frágil, un buen profesor cuenta siempre lo mismo. Esa es su novedad: su obstinación por estar en deshora, por seguir creyendo, reentrando, por tener unos principios a pesar de esa antigua y estúpida treta que siempre sale, de esa rutina que se vive tanto en las aulas y de la que viven a la par tantos negociantes, de ese cordero con piel de lobo llamado lo nuevo.
Es la continua lección de creatividad que me da mi viejo profesor si vuelvo a escucharle: su anacronismo."
LUIS MARTÍNEZ SANTA-MARÍA, Intersecciones