En mi fin está mi principio

Olafur Eliasson: Addis compass (2016)

Para poder ser quien aún no eres
debes seguir el sendero en que no estás.
Y sólo sabes lo que ignoras
y lo que no tienes es lo que tienes
y estás donde no estás.

El 17 de agosto del año 2006 publiqué la primera entrada de este blog. Un mes antes había terminado la carrera y encont este lugar para escribir sobre aquellos temas que me interesaran, creando un cuaderno personal y público a la vez donde comunicar noticias, apuntes e inquietudes. De algún modo, quería seguir descubriendo y aprendiendo.

Con el tiempo fue transformándose, ampliándose, mudando de aspecto... cambiando como la propia vida. Paralelamente fueron surgiendo otros espacios y ocasiones dónde escribir. Ahora, diez años después de su creación y con 180 entradas publicadas, me pareció apropiado darle término, con el deseo de que todo lo anotado quedara como testimonio de este proyecto compartido.

En varios textos anteriores traté el tema de los comienzos, un asunto recurrente en el oficio de arquitecto que siempre he considerado muy atractivo. Y, aunque pueden suceder muchos comienzos que no tengan un final, no existe un final sin un comienzo: ambos están irremediablemente ligados. Hace poco, en la defensa de una tesis que recuerdo con especial cariño, el ahora doctor recordó unos versos de T. S. Eliot que me ofrecieron una buena manera de terminar este recorrido, iniciado hace una década con otras palabras prestadas.

Lo que llamamos el principio es a menudo el fin
Y llegar al final es llegar al comienzo.
El fin es el lugar del que partimos.

T. S. Eliot, «Little Gidding», en Cuatro Cuartetos (1942)