El catedrático




Cuando le conocí, yo era estudiante. Habíamos acudido a la Facultad de Farmacia de Santiago para reunirnos con él y preguntarle sobre las características de los suelos del área dónde nos habían planteado un ejercicio de urbanismo. Recuerdo que nos recibió en el laboratorio, trabajando junto a sus alumnos. Nos dedicó su tiempo, resolvió nuestras dudas, nos aportó abundante documentación y referencias y se ofreció para atendernos en cualquier consulta futura.

Años después he vuelto a recurrir a él, ahora a través de sus escritos sobre el paisaje gallego, para preparar una asignatura que he impartido. Sus trabajos son herederos de los estudios paisajísticos que comenzaron en los años cincuenta en torno al Seminario de Estudos Galegos, con la figura de Ramón Otero Pedrayo como referente, y que tendrían amplia continuidad y desarrollo en otros humanistas como Francisco Río Barja.

Mediante obras como «A cuestión ambiental en Galicia» o sus aportaciones en «Olladas críticas sobre a paisaxe» se comprende su visión erudita, ilustrada y profundamente documentada, que es capaz de transmitir a través de escritos amenos y didácticos. Al releerlos me encontré de nuevo con su capacidad y calidad docente, tan próxima por medio de su obra como en el trato personal en sus clases.